Por John Anderson
Una presentación del ICAIC y Malas Compañías, en asociación con Loasur Audiovisual, 12 Gatos. Producida por Camilo Vives, Antonio Hens, José Antonio Varela. Productora ejecutiva: Isabel Prendes. Dirigida por Gerardo Chijona Valdés. Guión de Chijona Valdés, Francisco García González, Maykel Rodríguez Ponjuan. Con: Miriel Cejas, Luis Alberto García, Héctor Medina, Dunia Matos, Fabián Mora, Ariadna Muñoz.
Boleto al paraíso, una colisión desgarradora de juventud imprudente, alegre, desesperación y desarmonía cósmica se desarrolla en Cuba hacia 1993, cuando la caída de la Unión Soviética condujo a condiciones atroces y al tipo de desesperación que el director Gerardo Chijona Valdés usa para realizar un drama memorable, honrado e inolvidable. El contenido es duro y varios de los movimientos de Chijona Valdés son sospechosos, pero las virtudes de su narración y sus escenarios cubanos deben hacer al film una película ideal para las salas especializadas en los Estados Unidos.
Desarrollado en un contexto de una agobiante pobreza y una arquitectura que se desintegra, Boleto al paraíso nos presenta a Eunice (la maravillosa Miriel Cejas), que roba un monedero en la escuela, evidentemente para escapar de la casa de su padre. Después de muerta su esposa, Armando (Luis Alberto García) ha estado teniendo sexo con Eunice, sin intenciones de parar. Una escena posterior, en la que su hermana Ruth (Beatriz Viña), rechaza reflexivamente el contacto con su padre, expresa toneladas de palabras sobre la familia en un sencillo, imperceptible gesto. Eunice escapa, se monta en varias guaguas y camiones -cualquiera con gasolina es de repente un empresario en Cuba- y se encuentra con los jóvenes que le cambiarán la vida.
Alejandro, Lidia y Fito (Héctor Medina, Dunia Matos, Fabián Mora, respectivamente) son freakies, chicos de la calle que roban, venden pastillas y se retuercen con el heavy metal, sin encontrar apoyo por parte del sistema, ninguna posibilidad de empleo y sin futuro a la vista. Eunice se siente atraída inmediatamente por Ale y los cuatro rápidamente se unen como grupo, usando todo lo que puedan vender –en una escena absolutamente increíble, Lidia y Eunice le dan sus blumers a un pervertido, que accede a darles botella hasta La Habana-. Eunice, a quien los otros llaman “guajira,” se mueve entre una sensación de estar en el infierno, y un espíritu de camaradería que nunca antes ha conocido.
Basado en hechos reales de la época, el guión de Chijona Valdés, Francisco García González y Maykel Rodríguez Ponjuán conduce al público hasta un nihilismo total a la cubana: Milena (Ariadna Muñoz), la ex de Alejandro, aparece una noche, fugándose del sanatorio para pacientes de sida donde vive –es el único lugar en Cuba donde alguien como ella puede tener acceso a comida, ropa y un techo que le da el gobierno- y donde los otros quieren entrar. Eunice escapa, pero los otros diseñan un plan que les permitirá encontrar donde vivir.
Boleto al paraíso es un bombazo, pero a pesar de la austeridad de su narración, siempre mantiene un sentido de honradez y, como cabría esperar, de terror. No es una película abiertamente política, pero la tácita crítica encarnada en Eunice y sus amigos es potente y amarga.
Los valores de producción son mixtos. El excelente trabajo del director de fotografía Raúl Pérez Ureta y la edición de Miriam Talavera son afectados por un proceso industrial de segunda.
Cámara (color), Raúl Pérez Ureta; editor, Miriam Talavera; música, Edesio Alejandro; diseño sonoro: Osmani Olivare. Reseñada en el Festival de Cine de Sundance, Enero 23, 2011. Tiempo de duración: 88 MIN.
Variety
Los Ángeles, CA, Estados Unidos
Enero 26, 2011